La tragedia rondó en la noche de ayer la Basílica de El Cachorro, ya que gran cantidad de candeleros con cera, algunos encendidos, se desplomaron del altar de cultos de esta Hermandad trianera, que está celebrando el Solemne Quinario, teniendo que actuar con prontitud los hermanos que allí se encontraban y sofocando el siniestro que no fue a mayores, quedando en un gran susto todo lo acaecido en dicho templo.


Minutos antes del inicio de este culto, cuando se estaba encendiendo este grandioso altar de cultos, con más de cien puntos de luz, unos candeleros se precipitaron hacia el suelo, haciendo que otros instalados, de este efímero monumento, se fueran despeñando uno tras de otro, tanto de forma lateral como hacia abajo, lo que provocó una caída en cascada de los mismos. 

En esta semana se han cumplido los cuarenta años del desagradable incidente que provocó el incendio de este templo. En el mismo quedó afectado el portentoso crucificado de Ruiz Gijón, que fue restaurado, pero perdiendo para siempre la antigua imagen de la Virgen del Patrocinio. Posteriormente, el imaginero Luis Álvarez Duarte realizó la nueva dolorosa para esta Corporación del Viernes Santo.

En su web, nos narran aquel fatídico día así: El incendio del 26 de febrero de 1973



Sobre las tres de la tarde de este desgraciado día para la historia de la hermandad, se producía un incendio fortuito en la Capilla, cuando todo estaba preparado para la celebración del anual Quinario. La Virgen del Patrocinio fue pasto de las llamas y el Cristo de la Expiración sufrió graves daños que podemos contemplar en esta instantánea realizada por Eulogio pocas horas después de sofocado el incendio.


Escasas horas habían transcurrido desde el incendio cuando alguien colocó a los pies del Crucificado una fotografía enmarcada de la desaparecida Señorita de Triana.






En esta fotografía realizada por Joaquín Rodríguez Noguera podemos observar los graves daños producidos en las piernas y pies del Cachorro. La madera se encuentra carbonizada y levantada en una gran parte su encarnadura.









Aspecto que presentaba la Capilla tras el incendio. Además de las notables perdidas de la Virgen y numerosos enseres podemos ver los daños producidos en el Templo que, afortunadamente, solo fueron en los elementos puramente ornamentales, no afectando a su solidez arquitectónica.