La Junta Superior del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la ciudad de Sevilla, en su reunión de hoy, ha elegido a la imagen del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, titular de la Hermandad de la Sagrada Cena, para presidir el Vía Crucis Cuaresmal de las Hermandades de Sevilla de 2015.


Fotografía: Lito Álvarez


El Via Crucis se celebrará D.m., en la Santa Iglesia Catedral el próximo 23 de febrero de 2015, un día después de la función principal de instituto de la Virgen del Subterráneo. Será la edición número 40. Con esta designación, quedarán 28 por hacerlo a los que hay que sumar las 9 de Vísperas, más la Milagrosa que será hermandad de penitencia a buen seguro el próximo año, con lo que hacen un total de 38. 

Se trata de una decisión promovida por el actual tesorero del Consejo de Cofradías y ex hermano mayor de la Cena, Tomás Vega. En Vía Crucis tan sólo salió durante la estancia de la hermandad en la iglesia de la Misericordia entre 1958 y 1973. Es una talla de papelón, de gran calidad artística. Sin duda será una ocasión perfecta para disfrutar de aquel que no lo conozca a esta obra datada del siglo XVI.

En 2005 fue la última vez que el Domingo de Ramos estuvo presente con el Señor de las Penas de la Estrella. Anteriormente lo hicieron el Señor de las Penas de San Roque (1995), el Señor del Silencio de la Amargura (1990) y el Cristo del Amor (1980). Con ello quedarán cinco cristos de este día (Borriquita, Jesús Despojado, la Paz, la Cena y la Hiniesta).

Gran esfuerzo tendrá que llevar a cabo la priostía de la Cena. Se trata de una de las corporaciones con más cultos externos a lo largo de todo el año. En 2015, hasta en seis ocasiones pondrá a uno de sus titulares en la calle. Dos lo hará el Cristo de la Humildad y Paciencia con el Via Crucis y el Domingo de Ramos; dos también lo hará el Señor de la Cena en la Semana Santa y en el Corpus; la Virgen del Subterráneo también el Domingo de Ramos y la de la Encarnación en el primer fin de semana de octubre.



Respecto al pregón de la Semana Santa Sevillana de 2015, destacar que el pregonero tiene sólo 35 años, pero tanta memoria cofrade como para que el texto que ya empieza a tomar forma en su cabeza se componga de sus imágenes, sus recuerdos, sus lugares y los personajes que le descubrieron 'su' Semana Santa. Lutgardo García Díaz (Sevilla, 1979), dijo que para su pregón va a tirar del «cajón de su memoria» y que su objetivo es trascender los límites físicos del mundo cofrade, pero también los temporales, que el texto pueda leerse y tenga vigencia dentro de cinco, diez o quince años... O los que sean.

García, al que esignó oficialmente el Consejo de Cofradías y Hermandades, se mostró "feliz" -era lo que tocaba- por alcanzar "el honor más grande" al que pueda aspirar alguien que es a la vez cofrade y poeta. No en vano, su poemario La viña perdida le valió un accésit en el premio Adonais, una de las distinciones con más historia dentro de la poesía.

Por eso, promete, el pregón del año que viene va a estar impregnado de versos, a modo de cimientos sobre los que se levantará un texto en el que va a empezar a trabajar ya. Empezando, precisamente, por la parte poética.

Fotografía: El Mundo

«El grueso será la poesía y voy a empezar ya y luego iré armando el pregón», explicó este joven cofrade, hermano de la Hermandad de los Estudiantes desde que tiene memoria (e incluso antes) y ginecólogo de profesión al que su designación no le ha cogido por sorpresa. Su nombre venía sonando con fuerza en las últimas semanas «y eso alienta las expectactivas».

Quizás por eso, el flamante pregonero tenía ya muy claras las ideas de lo que quiere que sea su pregón. Un texto «que no caduque», que pueda llegar a ser «eterno» y en el que mostrará su visión más íntima, la Semana Santa que «sigo buscando cada año» y que, apunta, trata de inculcarles a sus tres hijos.

No será, en cualquier caso, su primer pregón, puesto que tiene unos cuantos en su haber. Se estrenó con el pregón universitario en 2004 y en 2012 se le encomendó el pregón de las Glorias.

Su juventud, afirma, es un «síntoma» de cómo el mundo cofrade sevillano pretende desprenderse de la imagen rancia y caduca que algunos le atribuyen. Sobre todo, añade, porque «nunca» antes hubo tanta juventud en las cofradías y eso se nota, también, en los pregoneros.