La Junta Superior del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la ciudad de Sevilla ha acordado designar a la imagen de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás, titular de la Pontificia y Real Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás, Nuestra Señora de la Salud y San Juan Evangelista, para presidir el Vía Crucis de las Hermandades y Cofradías de 2011.

El Vía Crucis se celebrará en la Santa Iglesia Catedral el próximo día 14 de marzo (lunes) de 2011, primer lunes de Cuaresma.


Cambiando de tercio pero en la misma línea cofrade, hablamos ahora del esperado cartel anunciador de la Semana Santa sevillana para este año 2011.

No os puedo hablar de exclusiva ya que Don Carlos Navarro Antolin lo publicó en Diario de Sevilla a principios de esta semana, pero si de primicia para vosotros, los lectores que os movéis por estos blogs.

Juan Manuel Calle ha sido el realizador y creador de este cartel. Nacido el 1 de noviembre de 1961, obtuvo la licenciatura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, especialidad Pintura, en mayo de 1986, obteniendo el grado de doctor en Bellas Artes por la misma Facultad el año 1991. En la actualidad es profesor titular del Departamento de Pintura de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla.


Compañeros suyos de la facultad precedidos de grandes laureles pincharon en hueso olvidando el estilo por el que fueron nominados y pintando las típicas postales vacías de contenido y sin ningún riesgo.

El profesor Calle ha sido valiente, ha hecho un cartel alegre, de una composición originalísima. Gustará más o menos, pero no es un cartel laico, no sabe a pestiño y echa el pie para adelante con un concepto de la división espacial fuera de lo acostumbrado. Un mural con tintes de realismo mágico en el que queremos ver un reconocimiento, o tal vez un mero recuerdo, al hombre que levantó elogios y ampollas al diseñar el palio de los Ángeles: Juan Miguel Sánchez.

Ha plasmado la Dolorosa de una Hermandad sencilla, austera y humilde, la de Los Javieres. El autor no pertenece a ninguna hermandad. Ni falta que le ha hecho para salir más que airoso del cometido.