Panaderos hizo esperar a La Lanzada bajo la amenaza de lluvia
La Hermandad de los Panaderos no obedeció ni al Consejo de Cofradías ni al Centro de Coordinación Operativa (Cecop) del Ayuntamiento de Sevilla la noche del Miércoles Santo, cuando taponó durante casi una hora el regreso de la Lanzada por la calle Orfila. Así lo expusieron ayer tanto el delegado de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Sevilla, Demetrio Cabello, como el delegado del Domingo de Ramos y representante del Consejo de Cofradías en el Cecop, Francisco Vélez.
Al decidir suspender la estación de penitencia y regresar a su capilla, Los Panaderos debería haber vuelto de la manera más rápida posible, como si se tratase de un traslado, tal y como establecen las normas que emite el Consejo y el Arzobispado para las estaciones de penitencia. En cambio, ambos pasos se recrearon en la Campana, con varias marchas y cambios de ritmo por parte de los costaleros, desobedeciendo continuamente las instrucciones y las normas establecidas. El misterio del Prendimiento empleó aproximadamente tres cuartos de hora en recorrer los escasos 200 metros que separan la Campana de la calle Orfila, mientras que el palio de la Virgen de Regla avanzó algo más rápido, pero fue abucheado por buena parte del público.
El concejal de Seguridad admitió que en el cruce de Orfila y Martín Villa hubo "algún pequeño forcejeo" entre miembros de las dos hermandades, que no llegó a mayores al haber una importante presencia de la Policía Nacional que venía abriendo paso a la cruz de guía de la Lanzada por la calle Cuna. "No es la primera vez que los Panaderos provoca un incidente de este tipo", explicó Cabello, que aseguró que la Lanzada tenía prioridad de paso al no haber suspendido su estación de penitencia.
El edil negó que hubiera fallado el dispositivo de seguridad y explicó que precisamente la planificación hizo que se pudiera reaccionar a tiempo desviando la cofradía de la Lanzada por Martín Villa y la Campana, rodeando a la de los Panaderos una vez que la Virgen de Regla alcanzó la calle Orfila.
"La meteorología no es ningún problema. El problema es la falta de información. Si hubiéramos tenido información de lo que pensaba hacer los Panaderos, lo de anoche no habría ocurrido. Se les habría obligado a dar la vuelta sobre sus pasos y no por Martín Villa, y se hubiera ahorrado tiempo", indicó el responsable de la seguridad ciudadana en el Ayuntamiento de Sevilla.
El representante del Consejo en el Cecop incidió en que el regreso de los Panaderos tenía un carácter de traslado, con lo que debería haberse hecho "en el menor tiempo posible, sobre todo teniendo en cuenta que estaban obstaculizando a otra hermandad y que había un alto riesgo de lluvia". El Consejo esperará unos días para adoptar alguna decisión sobre lo ocurrido.
"No podemos adoptar ninguna resolución en caliente. Hay que escuchar al hermano mayor de los Panaderos y que dé una explicación de lo ocurrido y quién es responsable. No hay que culpar a toda la institución porque pudo ser algún miembro de la hermandad quien motivó lo ocurrido", dijo Vélez, sin precisar si se refería a los capataces o las cuadrillas de costaleros, que en determinadas cofradías han adquirido mucho poder y funcionan casi como un lobby.
"Hubo un eslabón de la cadena que falló. Lo triste que se tardara tanto en llegar a la capilla", explicó el representante del Consejo, que lamentó que se pitara y abucheara a la cofradía.
Sobre una posible sanción a los Panaderos, Vélez expuso que el Consejo no tiene potestad sancionadora alguna, ya que los estatutos vigentes, que siguen siendo los de 1988 al no haber sido todavía sancionados por el Arzobispado los aprobados por la asamblea general el pasado mes de diciembre, no presentan ningún régimen disciplinario para este tipo de conductas y precisó que históricamente fue la autoridad eclesiástica la que tomó decisiones al respecto.
Por su parte, desde los Panaderos se afirma, así lo hizo su hermano mayor, Ildefonso Martínez, en Radio Sevilla, que la cofradía no podía acelerar su paso "por la gran acumulación de público y nazarenos que había en Orfila". En la delantera de la Virgen de Regla, en el que iban tanto el hermano mayor como el delegado diocesano de hermandades, Manuel Soria Campos, no se enteraron de que la Lanzada aguardaba en Cuna hasta que varios nazarenos se dirigieron a ello, y así se lo expuso a este periódico Manuel Soria: "Yo iba en la presidencia y no sabíamos nada de nada". El delegado también confirmó la dificultad que hubo para recoger al cuerpo de nazarenos.
El hermano mayor de la Lanzada, Juan Antonio Pérez Tarascó, mantuvo un encuentro informal en la tarde de ayer con su homónimo de los Panaderos para conocer los motivos que le habían llevado a pasar con tanta parsimonia. En cualquier caso, se mostró conciliador y se congratuló de que "no pasó nada".
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